lunes, 1 de abril de 2013

25 de marzo de 2013. Claros, oscuros y viceversa

Me está constando empezar a escribir este "post".

Quería empezar mencionando la Semana Santa , o la desafortunada actuación de Fernando Alonso en el circuito de Sepang (¡primera gran oportunidad perdida!)
En ninguno de los casos he sabido escribir algo medianamente coherente, así que he terminado borrando lo escrito varias veces.
Dada mi falta de inspiración, creo que lo mejor es dejarse de introducciones e ir directamente al relato de la última jornada en el taller.

A pesar de que el último día no estuve especialmente afortunado (ver anterior post), llegué al taller el 25 de marzo con ganas de corregir el error de claro-por-oscuro y viceversa. Al final no era para tanto: Hacer los colores adecuados y tapar de nuevo, esta vez cada tono en su sitio.

En seguida había "dado la vuelta a la tortilla":
25 de marzo de 2013. Detalle de los cambios de tono.

Lo cierto es que el cambio funciona, ¡Vaya si funciona! 
Es increíble el efecto contrario. Ahora sí veo la forma de la cara. 
Me quedo pensativo. Por un lado, admirado del conocimiento del color y las dotes de observación de mi profesora. Por otra parte, pienso qué pasaría si yo tratase de pintar sólo: No acierto con los colores y, peor aún, no sé mirar el modelo...

En fin, animado por el éxito de los cambios, me dispongo a continuar, esta vez sin objetivos, pero con la esperanza de terminar viendo la cara de mi niña cada vez más definida.
Y relleno "piezas" claras del puzzle, y complemento con las oscuras. 
Y voy rellenando.

Mientras tanto, mi compañero R. por fin ha terminado su primer trabajo y llega la hora de firmarlo y ponerle nombre. ¡Gran momentazo! Un aplauso para él. No le gusta demasiado. ¡Vaya novedad!, a todos nos ha pasado, pero con el tiempo lo va a apreciar más y le tendrá mucho cariño, estoy seguro.

Y mientras, rellenando rellenando, se termina la clase.
Entonces hago mi ritual de siempre. Me levanto, me alejo, miro, y veo esto:
25 de marzo de 2013. Detalle de la cara.
¡Y me gusta!  Sigo viendo a mi hija en esa cara.

Anécdota del día: Tomo el IPad para hacer la foto de rigor (la que os acabo de mostrar) y observo con gran alegría que la cámara, al enfocar, ¡reconoce una cara! (ya sabéis, lo de recuadrar las caras que aparecen en el visor) Será una tontería, pero reconozco que me hizo mucha ilusión.
Hoy me voy mucho más satisfecho que el otro día.

NOTA: Si sigo así, pronto tendré que dejar de mostrar la cara... se parece demasiado. Aunque eso es buena señal y me hace sentir contento, ahora me da pena que no lo veáis. No sé qué haré al final.
El aprendiz


8 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena que sigues viendo el rostro de tu hija!
    Las fotografías del antes y el después con la señalización permiten notar los cambios y la diferencia. Impresionante como una luz o una sombra colocada en el lugar equivocado afecta la obra.
    Mientras avanzas he estado pensando hasta dónde nos vas a mostrar, pues ya estamos advertidos...

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    1. Gracias por tu comentario.
      Yo también sigo pensando en hasta dónde mostraré...
      De momento, creo que en el próximo post sí verás, porque el avance fue pequeño... Un saludo.

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  2. Genial, aprendiz, buen trabajo, cada día es mejor aunque te cierres y ofusques.
    hay mucho espacio que rellenar, pero verás qué tal como vas el resultado merecerá la pena.

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    1. Gracias Lunita por tus ánimos y por "soportar" como gran compañera de taller mis momentos de "ofuscación". Permanece pendiente, está viniendo otro post del otro día. ;-)

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  3. ¡Felicidades!... Definitivamente pintar un rostro es un gran reto.

    Katmarce--
    submarinopimienta.blogspot.com

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    1. Realmente lo es. Y cuando va saliendo bien, la recompensa es grande también.
      Un abrazo.

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  4. Perseverar, esa es la respuesta, siga adelante y verá como todo se va develando ante sus ojos, Saludos Brujo, que esté muy bien¡¡¡

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