11 de febrero de 2013. Estoy poseido...

Suele decirse que "tras la tempestad viene la calma". En mi caso, lo que ocurrió en la última clase fue lo contrario: "Tras la calma llegó la tempestad"

Recordaréis que en mi último "post" comenté que no había avanzado mucho y que el pelo de la niña del centro (M.) me había dejado algo "frío".
Pues bien, hoy mientras iba hacia el taller me iba sintiendo motivado, con ganas de pintar. Esto no me ocurre todos los días, y no es por falta de ganas. Lo normal es que llegue con todo lo del trabajo todavía en la cabeza, tratando de desconectar. Muchos días cuelgo el dichoso teléfono justo en el momento de entrar en el taller. Allí, eso sí, lo pongo en silencio. Una vez en clase, tardo un rato en "entrar" en el cuadro. A veces ni entro...
Pero el otro día, no. Llegué, me senté y preparé la paleta... primero el color blanco y luego los demás, en orden...
E. me indicó por dónde empezar, por el pelo de la niña de la derecha (R.),  y así lo hice. Me recomendó que tratase de hacer una pincelada más suelta:
- "trata de seguir la linea de la melena"
Y yo, que intento seguir sus sabias pautas, me puse a ello.

De repente, me sentí como poseído. Comencé a mezclar y a pintar. Mientras conversaba -poco- con mis compis, seguía y seguía pintando... sin parar.
De repente, casi sin darme cuenta, ¡había terminado!:

Detalle del pelo de la derecha a 11 de febrero de 2013

¡ufff, qué sensación!
Fue muy... raro. Creo que nunca había pintado tan rápido y tan centrado.  
E. lo miró y se quedó sorprendida. Aquella melena estaba pintada con soltura, justamente como ella quería que hiciera. ¡Me había soltado!
¡Y aún quedaba casi 1 hora de clase! 

Sin pensármelo dos veces, me lancé a por la otra chica, la de la izquierda (P.):
-"No creo que me de tiempo, pero tengo que aprovechar esta racha".
- "Sí, venga, ¡Apura!", me dijo E.

Y me puse manos a la obra.
Al principio, me afectó el parón, pero tomé la paleta y un pincel y volví a empezar a mezclar con ganas, directamente cogiendo pasta con el pincel (normalmente se toman los colores y se mezclan con la espátula) Enseguida volví a sentir lo mismo, esas ganas de manchar, esa fluidez... 
Ya tenía el culo dolorido por no levantarme cuando me di cuenta de que ya se acercaba la hora de marcharme a casa. 
La segunda melena del día estaba también casi terminada también, ¡Qué sensación! 
- "Sólo unas pinceladas más, no me puedo ir dejándolo así"

Y la terminé. 

Detalle de la melena de la izquierda: 11 de febrero de 2013

La foto está algo desenfocada pero creo que se aprecia bien el resultado.
Ahora por fin se han unido los cabellos sueltos que pinté hace días al resto del pelo. Ahora tiene sentido.

Y, por cierto, ¿os habéis fijado que en ambas melenas hay toques de AZUL? Esto es unas de las cosas que me alucinan de la pintura: El pelo no es azul, pero realmente, los toques de azul le dan sentido a la melena. ¿Estáis de acuerdo?

Como cada día, me levanté del taburete (¡ayyyyy, mi culo!), me eché hacia atrás, miré el cuadro(*) y ésto es lo que vi:

Estado del cuadro a 11 de febrero de 2013

De repente, el cuadro se llenó de niñas. De pronto, empieza a verse lo invisible.
La verdad, me sentí muy feliz y orgulloso del trabajo del día. 
Y creo que mi profe también.

Un día POSEÍDO. Un día... ¿inspirado?


El aprendiz.

(*) Normalmente, cuando estás centrado en pintar una parte, no ves el cuadro como un "todo", y menos en este caso, que el lienzo es grande. Para verlo hay que alejarse.