martes, 13 de enero de 2015

¡Lo quiero ya!

Es el título de un artículo que he leído. Aparece en un especial de "El País" sobre tecnología, o mejor dicho, sobre estos dispositivos electrónicos ("gadgets", o "cacharritos", como yo los llamo) que tanto nos atraen, que nos rodean y nos invaden. Bien es cierto que somos nosotros quienes hemos nos hemos rodeado de todo tipo de "smart-cosas": smartphones, smartwatches, smarttv,...

El artículo nos explica cómo toda esta tecnología (con minúsculas) nos permite acceder en el momento a todo tipo de artículos y servicios. Podemos comprar cosas, pedir la comida, entradas para espectáculos, transporte, etc. Nos pone al día de las nuevas tendencias en "inmediatez en la red":
Apps que ofrecen servicios de "hazlo tú por mí" o "personal shopper", pero añadiendo un compromiso de entrega de menos de 15 minutos. ¡Impresionante!

Pero el artículo va más alla y nos muestra un mosaico que personas histéricas, exclamando sandeces como:
"Necesito transporte inmediatamente"
"Necesito que vengan a limpiar a mi casa ya"
"Necesito la comida en mi casa en 15 minutos"
"No me apetece nada ir a la compra"
"¿Quien me trae a casa todo lo que he comprado?"
etc.

Todo esto combinado con la Mensajería Instantánea, o sea, el Whatsapp, nos permite hacer parácticamente todo sin movernos del sofá...

... 
¿Habéis visto la película de Disney "Wall-e"?
Me acaba de venir a la mente la imagen de los humanos que aparecen en esa película:
 
Pues eso... 

Al final del artículo, en una esquinita, un neurólogo nos cuenta que con la recompensa inmediata el cerebro humano libera dopamina, una sustancia (mi mujercita sabrá mejor qué es exactamente) que nos produce sensación de satisfacción. Similar a la que da el sexo. Es algo natural, ligado a la supervivencia de la especie, que hemos "sublimado" a base de provocar ese placer con cualquier hecho banal, como el hecho que te traigan la comida rápidamente. 

Conectados permanentemente, dispuestos a recibir notificaciones de las muchas "apps" que tenemos instaladas en nuestros "smart-loquesea", y permitiendo estar geolocalizados, nos convertimos en objetos de deseo de todo aquel que tiene algo que vender, de todos estos creadores de necesidades... o sea, en carne de cañón.

Porque, claro, el que piense que todos estos "adelantos" nos hacen la vida mejor, está muy engañado. Más bien surgen para convertirnos en adictos de esa sensación placentera que da el conseguir algo de al momento sin esfuerzo. Y cuando somos adictos, entonces ya no podemos ya vivir con "el mono".Y compramos más, y más. Y pensamos menos, nos esforzamos menos, nos volvemos más inútiles.
Y, lo peor es que como con cualquier droga, un día dejará de producir satisfacción convirtiendo en frustración el no tenerlo todo fácilmente y a mano. Y entonces, ¿Qué? Más droga. 
(Vale, me he pasado un poco, me he dejado llevar por una visión apocalíptica del futuro, lo siento)

Y yo me pregunto, ¿dónde quedó la satisfacción que produce ver el resultado del trabajo? ¿El fruto de la paciencia?
¿Cómo se sentirán los artistas, que tardan mucho tiempo en terminar sus obras? (bueno, la fiebre de la inmediatez y la banalidad alcanza también el mundo del Arte, pero bueno...)
¿Quien apreciará el ver crecer una planta? ¿Quien cuidará todos los días durante 2 meses a las simples lechugas hasta poder cosecharla? 
¿Dónde queda el placer por construir una maqueta o hacer puzzles, poquito a poquito?
¿ Y qué me decís del gusto de ver la última temporada de tu serie favorita tras meses de espera?

Yo soy Tecnólogo. Me dedico a esto, es mi profesión. Estoy al día. No estoy en contra de la disponibilidad y del uso RACIONAL de las nuevas tecnologías. Muy al contrario, vivo de ello. Existen muchas nuevas aplicaciones muy útiles para personas que viven solas o con movilidad reducida, para sacarte de un aprieto cuando no tienes tiempo, o simplemente para hacer algo más cómodamente. 
Lo que me ocurre es que tengo MIEDO. Miedo de adónde nos lleva esta vorágine. Miedo a que mis hijas, o los hijos de mis hijas pierdan el valor de una buena conversación tomando café, sin prisas. O el valor del trabajo bien hecho, con paciencia, sin prisas. O que pierdan el tiempo con tonterías en el salón en lugar de moverse, de conocer mundo. Yo, sin darme cuenta, estoy empezado a ser adicto. Ser consciente es un primer paso. Ojalá pueda dedicar todos mis esfuerzos a no dar mal ejemplo a mis hijas. Es lo único que puedo hacer.


El Aprendiz.

Postdata: Al terminar de leer el artículo, veo un anuncio de una App en la página de al lado que reza:
"Será como llevar al amigo en el bolsillo"


... sin comentarios (o quiza sí, pero en otro artículo)






3 comentarios:

  1. Hola Aprendiz: concuerdo con tu preocupación. Justo esta semana, me emocionaba e intimidaba a la vez, al ver cómo la ciencia ficción ya no es tan ficticia y cada vez se acerca a nuestra realidad. De hecho, esta película que estuvo nominada a los Oscar el año pasado, "Her" es un futuro al que probablemente llegaremos mucho antes de lo que creemos. Si no la has visto, te la recomiendo.

    Pero bueno, no todo es tan oscuro. Gracias a la tecnología tenemos este nexo comunicativo que hubiera sido siquiera impensable algunos años atrás :)

    Un abrazo,
    Katmarce--
    submarinopimienta.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Kat, ¡Qué gusto leerte de nuevo! Tienes toda la razón, y yo comparto contigo que la tecnología es buena en esencia. Lo malo es cuando no hacemos un uso racional de ella. Pero nosotros si lo hacemos, ¿verdad?
      Un abrazo.
      NOTA: Tengo que ver "Her". Y te recomiendo una mini-serie llamada "Black Mirror". No es agradable. De hecho, algunos episodios son estúpidos, pero refleja hasta dónde podemos llegar...

      Eliminar
  2. Hola, Aprendiz

    Hace semanas leí tu entrada en mi correo y desde entonces quise comentarla.
    La tecnología es muy útil para ser más eficientes, hacer más rápido nuestro trabajo y hasta tareas de la casa, hasta nos entretiente, que no tiene nada de malo mientras no olvidemos nuestra vida en el 1.0.
    En particular, me preocupa cuando la tecnología se vuelve cada vez más aborbente y la gente espera que estés disponible o localizable, por cualquiera medio, cualquier día, a cualquier hora y en cualquier lugar.
    Las cosas "urgentes" llegan por cualquiera de estas vías porque ya todo está hecho para respondas rápido y es así como los espacios familiares se ven interrumpidos.
    Casualmente comentaba sobre esto en una de las últimas entradas de mi blog (que por cierto tengo abandonado), pues una vez al año procuro escaparme con mis hijas a una cabaña en la montaña, donde no hay señal de celular, no hay internet, ni TV. Estamos solo nosotras y nuestro tiempo para conversar, caminar por el bosque, respirar aire puro, escuchar el sonido de las ramas de los árboles cuando las mece el viento, jugar y disfrutarnos, sin interrupciones, sin llamadas, sin correos, sin mensajes...
    Tenemos que aprender cuál es la medida...
    Un abrazo

    ResponderEliminar