- "¿Por qué una sandía?", me pregunta E.
- " Porque me gusta el rojo intenso y el frescor que transmite" (esas micro gotitas que salen cuando cortas una rodaja... ¡qué apetitosas! Mirad:
No me digáis que no dan ganas de darle un mordisco.
De todas formas, no os quiero engañar. Pensé que el rojo de la sandía contrastaría muy bien con el verde del fondo. De todas formas, aún no tengo ni idea sobre qué tengo que hacer en este trabajo. Me da la impresión que el fondo tan aparente que hice el otro día tiene sus días contados. Tengo claro que pronto tendré que tapar parte de él, pero el problema es que el lienzo tiende mucha textura. Después de poner tanta carga de pintura con la espátula, queda muy "bacheado". En fín, veremos con qué me sorprenderá mi profesora.
- "Ahora tienes que pensar en crear 4 espacios en blanco dentro del cuadro", se arranca a explicarme E.,
- "y una vez definidos los planos, pintarás la fruta que elejiste a través de ellos".
Está claro, ¿verdad? Bueno, yo me quedé igual de sorprendido, no entendí nada. Sólo cuando E. me dibujó un ejemplo pude entender a qué se refería... ¡menos mal que una imagen vale más que mil palabras! Si no, me hubiera sido imposible comprender lo que quería que hiciera (no porque se explique mal, sino por lo complicado de la propuesta)
Inciso: Dado que escribo para explicar mis sentimientos en el taller, no puedo ocultar que cuando supe lo que iba a hacer me quedé un poco "planchado". No sé, me esperaba otra cosa. Supongo también que como mi cabeza es muy cuadriculada y sólo concibe ideas realistas y simples (a poder ser), las propuestas "extrañas" me suelen descolocar. Pero como también soy un alumno bastante dócil (eso creo yo), me fío de mi profesora y no discuto, confiando en que el resultado final sea bueno, como en otras ocasiones.
Vuelvo al tema: Si yo no entendí nada, imagino que vosotr@s tampoco. Por eso, y sin que sirva de precedente, os voy a mostrar el boceto que hice después de la explicación.
Esto es lo que voy a pintar:
Boceto del cuadro de la sandía |
Me vuelvo a salir del tema (perdón): Recuerdo una anécdota que viene al caso: Cuando llevé el cuadro del chino a casa y lo vieron las niñas, les gustó mucho, pero una de ellas me dijo: "Papá, ¡qué bien pintas!, pero... ¿porqué tus cuadros son raros?"
Vuelvo de nuevo al tema (intentaré no salirme más): En fin, como yo me temía, mi precioso fondo va a desaparecer, al menos en parte, siendo cubierto por cuatro rectángulos de pasta blanca (pasta, no óleo, de manera que quedará más liso) para luego pintar la sandía encima.
Y es ahora que escribo esto (¡ojo!, ahora mismo, NO cuando me lo explicó), cuando entiendo que el reto que se me plantea no es poca cosa:
Pinto unos trozos de sandía ENCIMA de unos rectángulos que he pintado ENCIMA de un fondo, y al final, los rectángulos deberían "funcionar" como agujeros (ventanas) a través de los cuales se ve una sandía. Se invierten los planos:
Lo de delante pasa atrás y lo de atrás, adelante. No está mal, ¿no?
Uff. Me canso sólo de pensarlo.
Después de esta explicación, sólo me queda deciros que me puse a ello (sin entender muy bien) y así es como quedó la cosa de momento:
Estado del cuadro a 17 de Septiembre de 2012 |
El aprendiz.